Hoy Silvia estaba pochita, así que me han llamado de la guardería y la he recogido antes de lo que solemos hacer.
Como estaba tontorrona, me ha montado un show de padre y muy señor mío, consiguiendo que me pusiera bastante nerviosa.
La cosa empeoró cuando la saqué del carro un segundo y luego quise volver a colocarla… eso no era una niña, era un basilisco, así que la mamá ya perdió los papeles y comenzó a acordarse de Herodes.
Tras unos segundos de lucha de poderes, conseguimos reconducir la situación y calmarnos, aunque durante un rato me apartaba la mirada toda enfadada.
Esta escena describe perfectamente cualquier rabieta infantil y la reacción materna/paterna cuando la cosa se pone fea. Que seamos unos supuestos “superpadres” no nos exime de que nos pongamos en el ocho por rabietas, enfados o lanzamiento de vasos de agua de punta a punta.
Yo no me considero ni mejor ni peor, yo solo soy una madre con sus virtudes y defectos, y mi hija es igual, tiene sus virtudes pero también momentos de asesinamiento variado.
Que tengamos más “tragaderas” (porque tampoco vas a estar enfadada con el mundo por la ignoracia de la gente, peor para ellos) no significa que seamos un mar en calma todos los días. A veces el cansancio, los nervios o simplemente que el día viene torcido puede conseguir que perdamos la paciencia.
Y si la nena dice que el carro pa ti, ni os digo!
Es normal tener momentos asi. Yo tengo mucha paciencia pero cuando mis peques me la montan o estan raros y encima has dormido mal…me iria a un pueblo perdido, jeje. Silvia esta preciosa
Jajaja welcome to the tantrums time!! Es que ya no es un bebe!! Esta en los dos, no? Tiempo de rabietas 😉 respira hondoooooo,solo somos humanas.